Con el inicio de nuestra XXV Temporada, inauguramos el hall del teatro con la obra de Claudia Martínez. En este espacio expositivo, que aspira a dar cabida a artistas que asuman el desafío del espacio en blanco al que dotar libremente de sentido, Claudia Martínez materializa dos proyectos experimentales que tienen el espíritu de algo que crecerá con el tiempo. Tal y como explica la artista: se trata de juegos espaciales que remiten a la idea de oscuridad en un sentido amplio, de ahí su nombre, FOSC. Un negro con matices que alude a la bella trama de la naturaleza y al juego incesante del dibujo como idea. Hablo de líneas negras, de sombras intensas y perceptibles, de una naturaleza enlutada, arrasada y carbonizada hasta convertirse en espectro del bosque que fue. Un horizonte negro, amasado palmo a palmo, creciendo en su espesa oscuridad, un dibujo maleable y frágil que nos remite poéticamente a un ya, futuro constatable.Con el inicio de nuestra XXV Temporada, inauguramos el hall del teatro con la obra de Claudia Martínez. En este espacio expositivo, que aspira a dar cabida a artistas que asuman el desafío del espacio en blanco al que dotar libremente de sentido, Claudia Martínez materializa dos proyectos experimentales que tienen el espíritu de algo que crecerá con el tiempo. Tal y como explica la artista: se trata de juegos espaciales que remiten a la idea de oscuridad en un sentido amplio, de ahí su nombre, FOSC. Un negro con matices que alude a la bella trama de la naturaleza y al juego incesante del dibujo como idea. Hablo de líneas negras, de sombras intensas y perceptibles, de una naturaleza enlutada, arrasada y carbonizada hasta convertirse en espectro del bosque que fue. Un horizonte negro, amasado palmo a palmo, creciendo en su espesa oscuridad, un dibujo maleable y frágil que nos remite poéticamente a un ya, futuro constatable.
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